22 agosto 2022

Los huevos sin gallina, entre las proezas de la foodtech y el desinterés de los consumidores

Mercado

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Los productos sustitutivos de los alimentos naturales esperan levantar por fin el vuelo con el impulso de las dietas alternativas. Hampton Creek, una startup que tiene su nido en San Francisco, ha dado con el huevo sin gallina tras años de investigación y desarrollo. Aunque el invento ha despertado el interés de ilustres inversores (con Bill Gates a la cabeza), no ha tenido seguidores entre los profesionales de la restauración y ha debido conformarse con algunas mesas de moda en el entorno de Silicon Valley.

Hampton Creek hace una tortilla sin romper un huevo

El huevo sin la gallina. Es el último capricho tecnológico de las jóvenes empresas de Silicon Valley, que tienen la ambición de cumplir, por fin, una promesa que muchos empresarios llevan haciendo desde mediados de los años 90. Y ha sido Hampton Creek, una startup de San Francisco especializada en la innovación alimentaria, la que ha conseguido hacer una tortilla sin romper un huevo. Después de cuatro años de I+D, con unas recaudaciones de fondos de 9 cifras, la empresa ha obtenido una especie de huevos revueltos veganos que algunos consumidores minuciosamente escogidos han podido probar con motivo de un desayuno organizado en el Café Flore, en el barrio Castro de San Francisco. El producto se parece a los huevos revueltos: presenta su textura y su color amarillo pastel característico. Solo hay que calentarlo para que eche humo como una tortilla. La «receta» evidentemente se protege con mucho celo, pero Hampton Creek ha revelado su principal ingrediente: la judía mungo, registrada con la marca «Jack».

Más allá de los efectos de anuncio… una ardua comercialización

Con el lanzamiento de sus trabajos de investigación en 2013, Hampton Creek aspiraba a captar el nicho de los veganos y, en general, de aquellos que habían tomado la decisión de integrar el bienestar animal y la ética en sus hábitos alimentarios. Un mercado que se prevé «con futuro» en vista del interés que ha despertado entre los inversores: la startup ha completado con éxito una ronda de financiación de unos 105 millones de euros para llevar a cabo los proyectos «Just Scramble», los huevos revueltos veganos, así como «Just Mayo» y «Just Meat», la mayonesa y la carne sin productos de origen animal. Sin embargo, la comercialización de estas proezas no ha tenido la respuesta esperada por parte de los consumidores, más allá del efecto Hype generado por unos efectos de anuncio hábilmente orquestados. Hay que decir que a pesar de la aprobación de la Food & Drug Administration (FDA), organismo encargado de autorizar la comercialización de medicamentos y alimentos en el territorio de Estados Unidos, estos productos «alternativos» han sido objeto de numerosas críticas sanitarias, lo que ha llevado a su prohibición por parte de conocidos distribuidores. Es el caso, sobre todo, de las tiendas Target, que en junio de 2017 retiraron los 20 productos de la marca Hampton Creek que comercializaban (galletas, mayonesa, carne), argumentando que provocaban «problemas sanitarios» sin determinar su naturaleza. 

 

Está claro que la respuesta a las exigencias éticas de los consumidores no se encuentra en los laboratorios de I+D de la foodtech, sino en la granja.

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